¿Qué es la carbonilla y cómo se produce?
La carbonilla, hollín o calamina es uno de los grandes enemigos del motor de tu coche, especialmente si es diésel, ya que al igual que sucede con el colesterol, se va depositando en las diversas conducciones hasta obstruirlas y provocar ese fatal infarto en forma de averías en la válvula EGR, en los inyectores o hasta en el filtro antipartículas.
¿Cómo se produce?
En el proceso de combustión de cualquier motor, ya sea diésel o gasolina, en determinadas circunstancias no todo el combustible se quema por completo, lo que da lugar a esos depósitos de hollín. A ellos se les suman componentes residuales del propio combustible, como son el azufre o metales, puesto que en los procesos de refinamiento no se obtiene un diésel puro e ideal, así como cualquier otro tipo de residuo.
El problema viene en el momento que la válvula EGR reintroduce los gases de escape a la admisión cuando el motor trabaja a temperatura de funcionamiento y a carga parcial, lo cual no es la solución óptima de cara al funcionamiento del propio propulsor, ya que esos gases también contienen la citada carbonilla. Sin embargo, este dispositivo es habitual en cualquier motor diésel que tenga menos de 20 años, y totalmente imprescindible para cumplir las normativas medioambientales, consiguiendo reducir las emisiones de NOx aproximadamente un 50 %.